Johana Alvarado | LA PRENSA.- “Los voluntarios somos su voz, somos sus piernas y somos las manos de todos esos niños del Honim y El Pequeño Cottolengo, por eso estamos aquí haciendo ruido para que todos se unan a nuestro llamado”, fueron las palabras de Cristela Báez, una voluntaria del potazo a favor de la Obra Don Orione.
La mujer con más de 15 años en servicio que se encontraba entusiasmada en la avenida Lara con Leones haciendo “ruido” para que el potazo de la caridad de la Obra Don Orione, a pesar de que este año su mayor fuerza es de manera virtual con la presencia de más de 300 voluntarios en las calles desplegados en 6 puntos de la ciudad se mueva la fibra humana de los conductores y se unan a colaborar.
Además de contagiar con su alegría, los voluntarios repartieron volantes con la información para las transferencias.