Ana León | La Prensa.- “Desde que despidieron al señor Édgar de Hidrolara, la comunidad se quedó sin agua. Habíamos tenido problemas, pero no como este”, dijo Rosangélica Pérez, una ama de casa que vive en el sector Las Veritas de San Jacinto y se encontraba en una toma del sistema de bombeo, cerca a la escuela, junto a otros habitantes.
El agua solía llegarle tres veces a la semana: los días lunes, miércoles y viernes. Pero desde que el señor Édgar no trabaja en la hidrológica los días pasan y nadie les abre la llave para surtir de agua a la parte alta y baja del sector.
Desde el viernes de la semana pasada la comunidad está denunciando el problema, pero al no tener respuesta decidieron cerrar la calle justo frente a la bomba.
Según comentan los vecinos, el despido del señor Édgar es lo que ha generado el problema. Presuntamente, la hidrológica lo despidió por no tener la posibilidad de movilizarse al sector, pues él no es habitante de ahí y su carro se dañó por falta de repuestos.
Aparentemente, cuando notificó la situación a la hidrológica lo que hicieron fue dejarlo sin sus herramientas de trabajo y sin dinero, pues hasta ahora “no le habían pagado nada”.
La comunidad considera que le están “mamando gallo”, pues Hidrolara no les responde las llamadas y el ingeniero Wilcar, que ahora se encarga de ser el maniobrista que les abre la llave para el paso del líquido, brilla por su ausencia.
“Estamos sufriendo una calamidad. No tenemos agua para beber, bañarnos ni lavar los corotos. Yo ayer me acosté sin beber ni una gota y tengo cálculos en los riñones”, comentó la señora Lara Castillo, quien estaba muy molesta y casi al borde de las lágrimas porque llevaba todo el día sin probar bocado porque no tiene agua ni para cocinar.
La única solución factible que ve la comunidad es que restituyan al señor Édgar a sus funciones para que él regrese a hacer su trabajo de maniobrista en la comunidad.