Johana Alvarado | LA PRENSA.- “Ser parte del equipo de acompañamiento es una bendición, es como si estuviera escoltando a la Divina Pastora. Nuestra misión es protegerla y eso es lo que ella hace todos los días con nosotros, cuidar cada paso” dijo Carla Jiménez una joven de 17 años, delgada y cabello negro que este año debuta en el equipo de acompañamiento de la Divina Pastora, que integran 1500 personas de manera voluntaria entre matrimonios, jóvenes y adultos.
Jiménez se refirió al “derecho y deber” que tienen los jóvenes de resguardar la imagen de la Divina Pastora. A su juicio, ellos por ser el futuro de la iglesia tienen mayor derecho de formar el cordón que en años anteriores lo integraban miembros de la GNB.