José Daniel Sequera | LA PRENSA.- Vendedores informales que están a las afuera de los mercados Terepaima y Bella Vista se sienten cómodos allí porque tienen más chance de vender, aunque no tengan un puesto fijo y tengan que aguantar mil y una complicaciones.
Estar afuera es mucho mejor porque uno tiene acceso a mayor cantidad de personas, o sea tanto los que vienen a pie como los que van en carro”, dice sin pena el vendedor de tomates Gregorio Fagundez.
De entre los más de 50 comerciantes itinerantes que hay en los alrededores del Terepaima abundan las ventas de hortalizas, legumbres, frutas y condimentos. Pero el más buscado de todos son las bolsas de maíz.
Todavía hay clientes que tienen más de un año viniendo a comprar el maíz para las masas y preparar arepas a su familia”, refiere la señora Petra Moncada.
Camiones 350 también son bastante vistos, y siempre están llenos de gente preguntando por los precios de los productos que venden.
Felipe Hernández es dueño de un camión que siempre se para en la calle 36 entre Venezuela y carrera 27; y afirma que la venta de su mercancía nunca ha sufrido mucho.
La gente sabe que en los camiones es mucho más barato, por eso la venta de plátano nunca baja, porque son de los artículos más baratos que hay”, dice.
Y definitivamente, los precios son muy distintos entre estos comerciantes que han sido considerados como “ilegales”, y los puestos dentro de los mercados municipales.
Por ejemplo, el kilo de cambur dentro del Terepaima se vende a 6 mil “bolos”, mientras que en la isla de enfrente cuesta hasta 8 mil bolivitas.
Lo mismo ocurre en el Mercado Bella Vista, aunque a menor escala, debido a su ubicación tan céntrica, no permite que hayan puestos itinerantes; sin embargo, igual se pueden ver más de 10 los fines de semana.
Comerciantes consultados por La Prensa aseveran que tener un puesto dentro de un mercado pueden ellos “enhuesarse” porque las ventas no son buenas.
Hace más de tres años tuve un puesto dentro del Mercado Bella Vista, pero como la gente no compraba quebré, por eso desde hace un año me vine al Terepaima, y así he podido medio levantar a mi familia”, revela Julio Garrido, vendedor de maíz blanco.