Euseglimar González | LA PRENSA.- “¡Ay, Dios, lo destrozaron!”, decía llorando la hermana de José Antonio González Escalona (26) asesinado ayer en la madrugada en la avenida Los Próceres de Tierra Negra.
Cuentan los vecinos del sector que entre las 3:30 y 4:00 de la madrugada escucharon seis detonaciones y no fue sino hasta las 6:00 de la mañana que vieron el cuerpo tirado de José Antonio en el pavimento.
José Antonio salió el lunes de su casa en la avenida Simón Rodríguez del barrio La Tomatera a las 8:00 de la noche y le dijo a su mamá que iba para una fiesta. Presumen que iba a la celebración de Santa Bárbara. Se conoció que él salió junto a un amigo en un carro y de ahí la familia no supo más nada de él.
“Él sólo dijo que iba a una fiesta. Pero no dijo para qué parte. A él lo conocían en todos lados”, soltó Elizabeth Escalona, madre de José Antonio. Supuestamente, el joven discutió con unos tipos en la celebración de Santa Bárbara y estos serían los que lo siguieron, luego de que la fiesta terminó y lo mataron. Aunque la versión no ha sido confirmada.
A José Antonio lo mataron de una descarga de escopeta en la cabeza. El impacto fue del lado izquierdo, le destrozó la mitad del cráneo. El cuerpo estaba bocarriba y a unos cincuenta metros cayeron pedazos de cráneo. El muchacho vestía un pantalón jean y una franela negra.
Un conocido de la familia fue quien llamó a uno de los hermanos mayores del chamo para informarle que a José Antonio lo mataron. Los familiares llegaron de inmediato hasta el sitio y confirmaron la trágica noticia.
“Él no tenía enemigos, él no tenía ni entradas policiales”, dice desconsolada la madre del joven. A la señora se la llevaron del sitio del suceso para que no viera cómo quedó su hijo.
Los familiares del joven presumen que al muchacho lo mataron para robarlo. Pues no cargaba la cartera, ni sus zapatos Nike negro con amarillo los tenían. Sólo los dejaron con las medias. El cuerpo de José estaba tapado con una sábana.
Cuando los funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc llegaron para hacer el levantamiento del cadáver y colectar las evidencias levantaron la tela y sobre su rostro tenía una toalla. A penas la quitaron todos los curiosos se sorprendieron al ver cómo le quedó destrozada la cabeza. Se conoció que el móvil que maneja el Cicpc sería venganza.
“Dios santo bendito, cómo dejaron a ese muchacho. Quién pudo ser capaz de hacerle eso”, decía una mujer y se persignaba.
Entre las versiones que se escucharon en el sitio decían que ya sabían quién lo mató. Supuestamente alguien lo vio, pero los vecinos comentaron que en la madrugada no escucharon motos ni carros en la calle. Sólo las detonaciones.
“Por aquí no había celebraciones de Santa Bárbara, eso me parece extraño. A ese chamo tuvieron que traerlo hasta aquí para matarlo”, contó una vecina del sector. El joven se dedicaba al comercio. Un tío del joven contó que él tenía casi un año viviendo en Colombia y que regresó al país porque el viernes era el cumpleaños de su mamá y lo quería celebrar con ella.
José no tenía hijos, pero estaba al cuidado de un niño de seis años. La mamá contó que él era quien llevaba la comida a su casa.