Evana Materán| LA PRENSA.- Caminar por el Parque Ayacucho es entrar a una zona de delincuencia, vandalismo y agresiones. Choros se han apoderado de estos espacios para pernoctar y aprovecharse de quienes deben transitar por los alrededores.
Desde hace año y medio se ha perdido la tranquilidad en el parque luego que quitaron el módulo policial y se redujeron las rondas de funcionarios. Son pocas las personas que se atreven a visitar el parque, pero salen corriendo cuando se encuentran hasta con parejas teniendo relaciones sexuales en la grama.
“Unos representantes iban pasando con sus hijos y vieron ese espectáculo”, comentó Candy Morales, integrante del voluntariado que se encarga de resguardar las instalaciones del parque.
En los alrededores hay casi 15 instituciones educativas, por lo cual es común que los estudiantes deban transitar por esta zona. Algunos chamos han sido víctimas de robo, le quitan ropa, calzado, bolsos y teléfonos.
Durante este mes también se reportó un caso de violación de una adolescente que entró al parque. Los casos de prostitución están a la vista de todos. Morales comenta que las mujeres acostumbran a levantar carteles con escritos para atraer a los hombres. Además hacen gestos vulgares.
La indigencia es otro mal en esta área de esparcimiento. Hasta 20 personas se han adueñado del parque y lo han convertido en su casa. Duermen y se bañan con el agua de los tanques.
Atormentan a los abuelos que acostumbran a sentarse en las tardes en los bancos para conversar. Además, se la pasan acosando a los vendedores de helados y otros productos para que les regalen lo que venden. “No le dejan vida a nadie”, comentó un visitante del parque.
Los grupos de choros e indigentes acabaron también con las luminarias, estatuas y bancos. Se robaron algunas piezas y cables para venderlos. Los delincuentes no respetan a mujeres ni hombres. Quienes intentan conversar con ellos para pedirles que se retiren reciben insultos y gritos.
Desde hace meses los vecinos han intentado recuperar el parque, pero se les ha hecho imposible. No reciben ayuda suficiente.