Osman Rojas | LA PRENSA.- Rodean las emergencias en los hospitales esperando a algún necesitado. Caminan de un lado a otro simulando ser pacientes y trabajan en complicidad con los empleados en los centros públicos.
“¿Necesita un donante?” es la pregunta que hacen a los familiares cuando los ven urgidos. “Yo tengo el número de un muchacho que siempre dona sangre, pero él cobra 25 mil bolívares”, dicen para acercarse a la persona. Cuando el familiar acepta el dato el 80% del trabajo está hecho y al bachaquero sólo le toca esperar la llamada.
Ahora mismo el bachaqueo en los hospitales no se limita únicamente a la venta de insumos y medicamentos y es que, desde hace unos tres meses aproximadamente, los centros públicos han visto cómo la invasión de personas que cobran por donar sangre se convierte en algo cotidiano.
“La sociedad se ha distorsionado y nosotros somos cada día menos humanos”, lamentó el doctor René Rivas, vicepresidente del Colegio de Médicos en el estado Lara. El especialista se mostró alarmado por el comercio en el que se han convertido los hospitales y responsabilizó a la Dirección Sectorial de Salud y a los directivos a nivel nacional por no crear campañas de concientización para los donantes.
“Uno ve que en las escuelas o en los liceos no se hacen programas para enseñarle a los jóvenes la importancia de donar sangre y esto trae como consecuencia que los bancos de reserva en los hospitales siempre estén vacíos. La gente sabe eso y hay desalmados que se aprovechan de la situación”, puntualiza el doctor.
El alto costo que tienen las bolsas de sangre en la reservas privadas de la ciudad es otro factor determinante que impulsa el bachaqueo en los hospitales. Actualmente una bolsita puede costar entre 80 y 120 mil bolívares dependiendo del grupo sanguíneo y por eso la gente prefiere pagar 25 mil a un “donante”.
“El costo de los reactivos encarece el precio final del producto. Todo se compra con dólar paralelo y por eso la tarifa siempre sube”, explicó un trabajador del banco de sangre ubicado en la Razzeti. El informante asegura que mucha gente va y pregunta por la bolsa de sangre, pero cuando conoce el precio prefiere marcharse. “No todos tienen tanto dinero y aquí no vienen por una o dos bolsistas. Cuando un enfermo necesita sangre es por cantidad considerable”, revela.
El tema de bachaqueo sanguíneo es cada vez más evidente en los centros públicos. Doctores y enfermeras en los hospitales conocen de la problemática y, aunque en más de una ocasión han solicitado que se les meta el ojo a la situación, las autoridades nacionales no se pronuncian.
Sólo van a pagar
Los bancos de sangre públicos en el estado reciben visitas de forma constante aunque, como dicen los mismos trabajadores en estas instituciones, las personas sólo van cuando tienen un familiar hospitalizado.
El deber ser es que el 1% de la población done sangre, pero el nivel de voluntarios que van a las instituciones es apenas del 0,6%.