Osman Rojas | LA PRENSA.- La muerte de Carlos Eduardo Oropeza (21) está cerca de ser esclarecida. El joven fue encontrado muerto el pasado domingo en la casa de su tía ubicada en el caserío El Milagro de Sarare.
El muchacho tenía un tiro en su cuerpo y según cuenta el padre de la víctima, fue la pareja de Oropeza la encargada de accionar el gatillo.
“Lo de mi hijo fue un crimen pasional. Él tenía un puesto de perros calientes y allí se ganaba la vida. Dicen que la mujer que él tenía lo fue a buscar y de allí se fueron a casa de la tía. Estaban bien, pero discutieron y lo que escucharon después fue un disparo”, relató con tristeza el papá del joven asesinado.
En la casa de la tía estaban la tía y algunos primos de Oropeza. Ellos escucharon la detonación y salieron corriendo a ver lo que pasaba, pero cuando llegaron para auxiliar al muchacho ya era tarde.
“Mi hijo era tranquilo, se la pasaba trabajando y con su esposa tuvo muchos problemas. Todo el tiempo se agarraban y se dejaban y así estaban”, comenta el padre con voz quebrantada.
Según contó la familia de Oropeza, la mujer que, presuntamente, está involucrada en el crimen fue detenida el mismo domingo en la tarde por los funcionarios del Cicpc. La sospechosa fue interrogada y pasó la noche presa; sin embargo, la información que manejaba la familia era que la mujer había salido en libertad la mañana de este lunes.
“Sólo pedimos que llegue la justicia y que las cosas pasen como tengan que pasar. Las investigaciones deben realizarse porque a ciencia cierta no sabemos quién cargaba el arma”, comentó un primo de la víctima que no quiso revelar su nombre.
El papá de Oropeza se mostró asombrado por lo que había pasado y contó que, aunque su hijo siempre llegaba rasguñado por los golpes de su esposa, nunca pensó que las peleas podrían alcanzar un nivel tan trágico como ese.