Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- «La visita del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro a Brasil luego de años de aislamiento internacional, definitivamente le da oxígeno. Pero a mi criterio, Lula da Silva impulsó una cumbre con 12 presidentes de Sudamérica que no dejará huellas. Donde se trataron temas trillados. Sin lograr un compromiso a la defensa de los derechos humanos y sin propuestas novedosas, como la necesidad de tener cielos abiertos o libre tránsito en la región«, así lo considera Oscar Hernández Bernalette, politólogo y embajador de carrera, que ocupó cargos como la Dirección General de Economía y Cooperación Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela.
Sostiene que aunque en la región dominan los gobiernos de izquierda, los presidentes de Chile y Uruguay actuaron con coherencia al desmarcarse de las declaraciones del mandatario de Brasil, quien afirmó que se ha creado una «narrativa» en torno a la falta de democracia y DD. HH. en Venezuela.
«Una persona con una visión abierta, liberal de izquierda, tiene que tener como característica fundamental el respeto a los DD. HH.«, apuntó.
¿Qué análisis hace de la visita de Nicolás Maduro a Brasil?
Primero, esto es una invitación tomando en consideración un encuentro de presidentes sudamericanos con la finalidad de retomar el tema de la integración que se había desdibujado a raíz del fracaso de Unasur, el fracaso de la Alianza del Sur, que propuso en algún momento Chile. La misma separación que se comenzó a dar en la región por lo írrito de tipo político producido por la visiones distintas ideológicas que hicieron que estos sistemas de integración se fueran diluyendo, cuando los presidentes de turno fueron cambiando. Por supuesto, para el presidente Maduro que ha estado aislado de participar en eventos internacionales de esta naturaleza, la posibilidad de tener un encuentro directo con Lula que está de nuevo en el poder, que ha sido amigo del chavismo y que reúne a Maduro, incluso antes que llegaran el resto de la delegaciones, sin duda es un una oxigenación que se le da al gobierno de Maduro.
¿Lula da Silva busca un protagonismo en Latinoamérica con su acercamiento a Venezuela?
Claro, primero creo que hay un acercamiento elemental que tiene que ver con la relación ideológica. Hay una solidaridad que se viene arrastrando desde su primer gobierno, donde hubo una estrecha relación de Lula con Venezuela, que llegó a ser hasta interventista, porque en alguna visita que hizo a Venezuela abogó porque las personas votaran por Chávez en las elecciones. O sea, hay una relación cercana y son además países miembros del Foro de São Paulo. Segundo, Lula pretende cambiar esa imagen que Jair Bolsonaro tuvo con Venezuela, donde se rompieron relaciones, no hubo cooperación, a pesar del tema de la migración que afecta a ambos países.
¿Y qué opina de la declaración conjunta que se firmó entre Venezuela y Brasil?, ¿Está en capacidad el país de cumplir con los acuerdos energéticos que se firmaron?
Cuando uno lee el documento se da cuenta que se caracterizan temas de la vieja relación previa a Bolsonaro. Muchas de ellas son aspiraciones que en la práctica tienen poco sentido dentro del marco de la realidad política que tiene el país y las capacidades económicas actuales. Por ejemplo, hablan de emular una relación de cooperación con varios países de la región, con Centroamérica. Venezuela no está ahorita en capacidad para desarrollar esa política de cooperación. Entonces, en general es una temática muy principialista que no necesariamente es negativa, porque siempre es importante que los países manifiesten actitudes para fortalecer, sobre todo cuando son fronterizos, cuando comparten la Amazonia, cuando hay temas de tráfico de personas, cuando hay inmigración, etc.
Llama la atención el discurso de Lula, cuya retórica está orientada a minimizar los señalamientos que pesan sobre el gobierno venezolano en materia de DD. HH. ¿Con qué objetivo hace eso?
Se minimizan los señalamientos de violación de DD. HH., porque él habla de que, por ejemplo, la situación de Venezuela es la consecuencia de una mala narrativa, o sea, como si lo que ha sucedido en Venezuela es mala publicidad. Se generó una narrativa que dice que ustedes incumplen con una cantidad de normas del derecho internacional y violan la Constitución, y las elecciones no son transparentes y hay violación de DD. HH., pero es narrativa. Eso por supuesto fue lo que generó la reacción de algunos presidentes, como el de Chile y Uruguay, que no estuvieron de acuerdo con ese discurso.
¿Cómo evalúa lo que está pasando en Latinoamérica, porque es una izquierda con tantos matices, donde Chile abiertamente no apoya la retórica de Brasil sobre la situación de los DD. HH. en Venezuela?
Hay matices porque es necesario. El hecho que una persona sea de izquierda no significa que tiene que aceptar violación de DD. HH. Es todo lo contrario, yo creo que una persona que tenga una visión abierta, liberal de izquierda o prosocial, precisamente una de sus características sería el máximo respeto hacia los DD. HH., y eso es un poco lo que Boric trató de indicar.
¿Es en Brasil donde Maduro se siente más seguro? Llama la atención que él no va a Colombia ni a Argentina, donde también lo han invitado.
Desde el punto de vista objetivo hay unas garantías que seguramente se le dieron a Maduro asistiendo a Brasil. Y pues, por el mismo escenario que es Brasilia, seguramente ahí hay poca resistencia en términos de reacciones, manifestaciones.
¿Cómo queda Maduro en materia de legitimidad en la comunidad internacional, porque hasta hace poco, más de un año 60 países lo desconocían?
La crisis que se ha dado en la oposición con la salida del interinato de Juan Guaidó, y con la extensión de la crisis donde no se ha dado un proceso de negociación final, eso ha modificado la conceptualización y reconocimiento hacia Venezuela. Ya vemos que muchos países ya han enviado sus embajadores a Caracas y Caracas ha enviado embajadores a varios países europeos que ya han presentado sus credenciales. Está el caso de Portugal, España, Chile y Uruguay, y eso por supuesto es una situación que va variando y va generando una visión de institucionalidad al gobierno de Maduro.
¿Puede Brasil lograr que Venezuela regrese a Mercosur?
Venezuela fue suspendida de Mercosur. Tendría que cumplir con la normativa que violó al incumplir acuerdos de Mercosur, como el respeto de los DD. HH. Desde el punto de vista económico, creo que Venezuela no tiene nada que buscar en Mercosur.
Gustavo Petro, presidente de Colombia, ha exhortado a Venezuela a volver a la Comunidad Andina. ¿Cree que eso sea posible?
Ahorita se están haciendo esfuerzos con Colombia, se ha mejorado el intercambio comercial, todavía hay muchas dificultades y limitaciones, pero bueno, se nota que las potencialidades y las competencias de Venezuela estarían trabajando dentro del marco de la Comunidad Andina. Yo abogaría por el regreso de Venezuela a la Comunidad Andina no solamente por razones comerciales y económicas, sino que es la posibilidad que Venezuela vuelva a regresar a un sistema que tiene un acervo histórico normativo, porque tiene un acervo de libre tránsito de personas, que obligaría a Venezuela cumplir con la institucionalidad y que tiene un sistema de justicia, la Corte Andina de Justicia que tiene que ver para la solución de los litigios y las diferencias que hay entre los países.
¿Cuál es su opinión sobre la oferta que hizo Maduro de activar la línea para que Roraima reciba 120 megavatios eléctricos?
Es contradictoria, nosotros no estamos en capacidad de ser suministrador seguro de energía. Los países no pueden hacer ese tipo de oferta, más bien lo que genera es suspicacia, no parecen ofertas serias que hay que tomarlas en consideración.
Maduro aparece en el sitio web de la Administración para el Control de Drogas (DEA), sobre él hay una recompensa de 15 millones de dólares en Estados Unidos. ¿Por qué la justicia de Brasil no procedió a detenerlo?
Esa decisión unilateral de Estados Unidos que está allí, pero Brasil como país soberano toma las medidas necesarias para no darle mérito a esa decisión. La gente cree que eso es automático, pero eso no es así. Son temas políticos que fueron previamente evaluados. Solamente gente ingenua puede esperar algo en ese sentido.