Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Ellos desconocen la secuencia de las ondas tropicales, pero sí están seguros del riesgo que corren ante la crecida del caudal de la quebrada. Quienes viven en sus orillas sienten pánico por este período de lluvia. Temen que la improvisada barrera de contención hecha con cauchos no evite el socavamiento del terreno y que la fuerza del agua sea tan incontenible que arrase con las casas. Piden a las autoridades que los apoyen con la limpieza de la quebrada y a los vecinos conciencia, para evitar botar basura que incluye hasta electrodomésticos.
«No duermo y mis niñas siempre reviven el sonido de las aguas crecidas. Es ensordecedor, como de una película de terror», dice Alexandra Suárez, quien vive en una pieza de láminas de zinc a pocos metros de la quebrada La Ruezga, en el sector Santos Luzardo, al noroeste de Barquisimeto. Sus tres hijas de 13, 12 y 2 añitos optan por taparse los oídos y ella hace todo lo posible por calmarlas, aún sabiendo que en cuestión de segundos pueden recibir la furia del agua que remueve inmensas piedras, árboles y todo lo que consiga en su camino.
Estar en su patio es ver que luego de su cerca de hilos de alambre de púas está al fondo la quebrada. Recuerda que recientemente subió tanto su nivel, que el agua casi llegaba a su solar. «Pues no puedo hacer nada, simplemente tengo lista una maletica con los documentos más importantes y lo más esencial, en caso de tener que salir corriendo de la casa«, confiesa con ojos aguados. Cuenta que los momentos más traumáticos son durante las noches. No duerme y trata de darle valor a sus hijas.
Suárez precisa que ni siquiera por estar cerca de un puente han tenido un operativo de limpieza por las autoridades, por lo que la maleza crece y se transforma en sedimentos, así como en frondosos árboles o enredaderas que terminan impidiendo el curso del agua.
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