Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- El agradecer infinitamente y sin dar tregua al cansancio ni a las limitaciones por alguna discapacidad física. Fue el fiel testimonio de los devotos que pagaban promesas a la Divina Pastora y se llenaban de gozo por el milagro de la vida. Además de satisfacción de retomar en su habitual acompañamiento en procesión.
Jolvis Pérez estaba acompañado de sus dos hijos y todos iban descalzos de Nazareno, llevando el sacrificio de la cruz. «Ella es la vida misma y por ella tengo a mi pequeño, quien también agradece el milagro», exclama de la intercesión, cuando el varoncito estaba recién nacido y casi muere a causa de un disparo respiratorio.& ;
Iba a paso lento llevando la pesada cruz de pino brasileño con Samuel y Samara, sumando 15 años de cumplir con la procesión. Señala a Samuel, como esa muestra de amor que le ha permitido seguir desarrollándose como un adolescente sano.
Otro testimonio fue con Jovino Salazar, quien empujaba la silla de rueda de su hija Yusmary. Ella tiene síndrome de Down y no puede caminarla, porque la promesa lleva más de 30 años en los que ella se recuperó de una patología coronaria. «Mi hija casi muere, pero aquí la vemos llena de alegría y de gozo«, señaló.& ;
La resistencia física de Yacira Freitez también era impresionante, al paso que le permitían las muletas, porque solo cuenta con la pierna izquierda. «No me incomoda este recorrido que hago desde Santa Rosa«, confesaba a 17 años de esta promesa que agradece por su salud y siendo acompañada por varios familiares desde Araure, Portuguesa.
Lo vive como un acto de fe y que le trasmite las energías para llenarse desde lo espiritual, recordando la grandioso de la misericordia de la Madre de Dios. Tal como lo hace Naibely Colmenares, al llevar a su niño de Nazareno y la niña vestida pastorcita. Ambos fueron concebidos gracias a la guía de almas, por lo que están creciendo entre ese río de fe mariana por la Divina Pastora.