Osman Rojas LA PRENSA de Lara-.La avenida 20 podría convertirse nuevamente en un caos y anarquía total. Aunque toda actividad buhoneril está prohibida en el bulevar, los comerciantes informales desafían a las autoridades municipales y comienzan a instalar sus exhibiciones de todo tipo de mercancía en vísperas de la temporada alta: la Navidad..
Desde la avenida Vargas hasta la calle 34, tanto por la avenida 20 como por la carrera 21, hay personas vendiendo ropa. Lo que más se ve en el lugar son pantalones y conjuntos infantiles, aunque la variedad exhibida va desde franelas y zapatos hasta medias, correas y ropa interior.
«Uno espera que con el pago de aguinaldos la gente compre sus estrenos. La situación está difícil, pero al venezolano le gusta verse bonito. Ahora existe la ventaja del pago móvil y eso ayuda mucho a los comerciantes que no tenemos punto de venta», decía la señora Andrea Soto, vendedora de conjuntos infantiles en la avenida 20 con calle 29.
Para competir con las grandes tiendas ubicadas en el centro los comerciantes ofrecen a las personas precios un poco más bajos. Un pantalón, por ejemplo, se consigue en el orden de los 250 o 300 mil bolívares mientras que un conjunto de short y camisa para niños está entre los 70 y los 90 mil bolívares.
«Siempre es bueno preguntarle a las personas que están vendiendo en la calle porque ellos no meten el impuesto del negocio en el costo de la mercancía. Un pantalón en un local cuesta entre 350 y 400 mil bolívares pero en la calle se consigue hasta 100 mil bolívares más económicos», decía la señora Gissela Gómez, ama de casa que se encontraba viendo precios para comprar el estreno de sus dos hijos.
Lo que todavía no se ve en las calles del centro son los juguetes, pero los comerciantes aseguran que es cuestión de tiempo, pues muchos ya han ido a Colombia a buscar mercancía.
Sin miedo
Los buhoneros han vuelto a la calle a pesar de que, desde el 2016, la Alcaldía de Iribarren los tiene bajo la lupa. Primero fue el gobierno de Alfredo Ramos que, en mayo del 2016, desalojó a los comerciantes que hacían vida en la calle 42. Luego, en el 2017 sacaron a los comerciantes informales de la avenida 20 que volvieron a finales de 2018 y fueron desalojados, una vez más, a principios del 2019.