Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- La recurrente práctica de sustituir el sello sanitario en los medicamentos por el permiso de importación, es la preocupación que vibra desde el sector farmacéutico. Una medida que resta autonomía a la industria nacional y deja en entredicho la garantía de la medicina, acerca del correcto formulado.
Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela, alzó la denuncia ante la gravedad de no utilizar el sello sanitario.& ;»Cuando no se reconoce la importancia de un registro sanitario contemplado en la ley, porque para que un producto pueda ser distribuido en Venezuela tiene que tener registro sanitario y el Ministerio de Salud ha optado por dar un permiso de importación y comercialización. Lamentablemente pueden ocurrir muchas situaciones que están en contra del mismo venezolano», explicó.
Un agravante que también advierte Omar Álvarez, presidente del Colegio de Farmacéuticos del estado Lara, al precisar que «el venezolano no sabe si es bueno o malo, porque no se detalla el registro sanitario». Una clara caída de la soberanía, ante un permiso que puede ser otorgado en pocas horas y sin la debida revisión exhaustiva de cada remedio.
Sin garantía
El alerta viene encendido desde el año pasado& ; y se ha agudizado al no cumplir con el análisis que permita una venta con garantía del correcto formulado. Según Álvarez& ; se ignora la Ley de Medicamentos aprobada en el año 2.000, que establece la obligatoriedad de que toda medicina proveniente del extranjero sea verificada y aprobada por el Instituto Nacional de Higiene «Rafael Rangel».
Recalca que se ha incrementado dicho atentado a los certificados de análisis. «Se acabaron los visitadores médicos, quienes ofrecían las bondades de cada medicamento y a partir del sello sanitario», lamenta y que se dio píe al incremento de casas de representación de países que no eran los tradicionales exportadores, sin el reconocimiento de las óptimas condiciones.
Un panorama que no frena la escasez en el sector farmacéutico, con el declive en índice de fallas y sin frenar el galopante ascenso de los precios de las medicinas. Considerado como una «simplificación» por parte del gobierno para agilizar la dinámica de importación de medicamentos, sin el debido protocolo y control de calidad.