LA PRENSA de Lara | Agencias.- En el fútbol son tan importantes los héroes como los villanos. En un estadio Metropolitano rebosante de gargantas británicas, un villano volvió a eclipsar el protagonismo a los llamados a ser héroes como ya había ocurrido en esta misma cita la pasada temporada. Sissoko hizo de Karius. Y tuvo prisa en dejar su impronta. Solo 26 segundos. Lo que tardó en levantar la mano dentro del área para dar indicaciones a sus compañeros en defensa sin saber que el balón se dirigía directamente a su brazo desde las botas de Mané. Penalti y gol de Salah para inaugurar la final de la Champions League. El egipcio le pegó fuerte a la pelota y al medio. Sin adornos. Pero lo que pareció una decisión práctica de golpeo era tal vez un síntoma de dos equipos atenazados por el escenario.
Balones largos y disparos lejanos abundaban en un partido de marcado corte inglés, lejos de esa escuela de importación que desde el banquillo aupó al fútbol de las islas al gran ruedo europeo. Errores en el último pase, músculo y errores de los jugadores más talentosos. A la media hora de encuentro se confirmaba que el partido era ya un duelo aburrido en el que la pelota no llegaba a los delanteros.
& ;El descanso llegó tras 45 minutos de tedio en los que solo las aficiones implicadas vivieron el partido con emoción. El resto del continente bostezaba con lo visto sobre el verde.
La segunda parte comenzaba como la primera. El Tottenham probaba con un balón largo para que Son corriese, pero el coreano no llegó. El partido amenazaba con seguir el mismo plan y solo las contadas incursiones de los laterales reds ponían pinceladas de fútbol. La cosa tenía que cambiar. Kane no olía la pelota. Los puntas del Liverpool tampoco y, aunque el marcador jugaba a su favor, Klopp fue el primero en mover ficha dando entrada a Origi por un Firmino inédito y a Milner retirando a Wijnaldum. Pochettino reaccionaba por fin metiendo a Moura, héroe en Ámsterdam.
Pero fue la lesión de Sissoko y su cambio lo que supuso un cierre de lo más simbólico a lo que había sido el partido y a falta de algo menos de veinte minutos el duelo por fin se convirtió en algo similar a una final. Más por prisas que por propuestas. Y las ocasiones, cuando las buscaron, comenzaron a brotar. Delle Ali, Erikssen, Son. Demasiado tarde para el Tottenham, pero nunca es tarde para que aparezca el héroe. Fue Origi, como ante el Barça. El Liverpool ya tiene la sexta.