Jennifer Orozco | LA PRENSA DE LARA.- La orden es que esté la puerta cerrada supuestamente por medidas de seguridad contra el COVID-19, pero cuando ellos quieren salir o dejar pasar a alguien sí la abren. Se nos dañan las muestras, estamos expuestos a caernos por andar corriendo y aquí el vigilante no puede abrir una puerta para que uno salga», denunció Jesús Guerrero, padre de una paciente del Hospital Pediátrico Agustín Zubillaga.
La molestia de los padres y madres ayer en este centro de salud, fue que el vigilante del turno tenía la puerta que da hacia la avenida Andrés Bello (calle 22) cerrada por una supuesta orden que recibió de la directora del Pediátrico. Pero esta puerta es la salida más rápida hacia el laboratorio clínico y la Clínica San Javier que están al cruzar de la avenida.
«El vigilante se niega a abrirnos, se pierde, no trabaja«, aseguraba el padre.
Por esta medida, los padres y representantes de los pacientes debían tomar la muestra y salir corriendo, en un recorrido de casi 7 cuadras hasta el laboratorio, a todo riesgo.
«Cuando llegué al laboratorio la sangre estaba coagulada. Tuve que volver a tomarle la muestra a la niña, incomodándola, comprando una mariposa y otro tubo, gastando dinero y volviendo a correr, eso es inhumano», dijo Guerrero.
Lilas Rodríguez, quien tiene a su hijo desde hace 15 días recluido allí ha tenido que hacer el mismo recorrido, muchas veces llegando con la muestra de orina dañada. «Hoy se me volvió a dañar y no me dio chance de volver a llevarla por la hora, cerraron el laboratorio, y aunque corrí no llegué a la hora«, reveló Rodríguez.