Reuters | LA PRENSA DE LARA.- En la larga crisis económica de Venezuela, los servicios básicos subsidiados por el gobierno socialista intentan ser el último dique de contención del empobrecimiento acelerado de la población que enfrenta la pandemia del coronavirus.
Pero el suministro de agua, gas o telefonía estatal, que aún no cuesta casi nada en la nación petrolera por los enormes subsidios que mantiene el gobierno socialista, enfrenta severas fallas y muchas familias se ven forzadas a pagar el equivalente a varios meses de salario por alternativas privadas que se cobran incluso en dólares.
Los que no tienen divisas improvisan otras opciones como cocinar con leña, caminar kilómetros para encontrar cobertura en el teléfono celular o unir tuberías que lleven el agua desde los pozos en la montaña o comunidades vecinas. La última opción es sobrevivir horas o días sin acceso a los servicios públicos.
«Cada semana nos ajustamos a lo que pase», dijo Geraldine Escalante, una cocinera de una zona de la costa, que junto a otras madres alimenta de lunes a viernes a un centenar de niños.
En abril pagó 20 dólares por el envío de un camión cisterna con 2.000 litros de agua cuando estuvo mes y medio sin el servicio. La compra les alcanzó para una semana, pero como no pueden suplir con divisas cada falta de agua también conectan mangueras hasta comunidades aledañas o trasiegan botellones por varios kilómetros para resolver.
En otra barriada al norte de Caracas una comunidad instaló un sistema de canalización para aprovechar el agua de una laguna que se formó en una obra paralizada cerca de la montaña. Usaron 1.300 metros de mangueras para diseñar la red y los habitantes de la zona han aportado hasta 10 dólares para adquirir los insumos de la estructura.
«No podemos vivir quejándonos», dijo Wilfredo Moscoso, uno de los líderes del proyecto. «Estamos resolviendo».
En la nación petrolera una de cada 10 personas recibió agua corriente en mayo en sus casas y solo tres consiguieron gas a precio regulado, según datos del no gubernamental Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP).
En Caracas, los servicios de cisternas que transportan agua se cotizan hasta por más de 100 dólares, según testigos, justo cuando el gobierno insiste en lo clave que es lavarse las manos para enfrentar el virus. «En varias comunidades los vecinos reciben los litros de agua de la cisterna en función de lo que hayan aportado», dijo Julio Cubas, director del OSVP.
Los precios en moneda extranjera, que por años estuvieron prohibidos por la revolución socialista, se hacen cotidianos desde que el gobierno de Nicolás Maduro, bajo sanciones de Estados Unidos, relajó los controles en 2019 y en la pandemia comenzó a vender gasolina a 0,5 dólares el litro. Pero las tarifas del agua y el gas siguen por debajo de un dólar al mes.
«La crisis de los servicios públicos ha igualado a los pobres y los ricos», dijo en julio el profesor Luis Pedro España, al presentar un estudio de varias universidades que reveló que la pobreza en Venezuela alcanzó a 65% de los hogares y la falta de servicios es en todas las escalas de la población. La diferencia está en quienes pueden pagar por las alternativas.
El Ministerio de Información no respondió a una solicitud sobre las dificultades en el suministro a los hogares.
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