Jesús Pérez | LA PRENSA de Lara.- El manejo de la pandemia de coronavirus en Venezuela «obedece principalmente a un objetivo de estabilidad en el régimen político, más que a un control de la misma». Esta aseveración la hace el economista y director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, sobre la nueva radicalización del confinamiento en 10 estados del país debido a la alta curva de contagios por COVID-19.
«Venezuela está teniendo un repunte en los casos, y eso amerita de una revisión. El problema es que aquí se advierte un grado importante de improvisación con respecto al tema de la pandemia y su impacto en diferentes ámbitos», escribe Oliveros en la red social Twitter.
El economista señala que el Gobierno de Nicolás Maduro no ha avanzado en aumentar el número de pruebas para detectar los casos de coronavirus ni se preocupa por la dotación de equipos de bioseguridad y medicinas para los centros de salud en el país.
«No hay información detallada que permita establecer un diseño de estrategias más focalizadas (?) Y esto hace también que las medidas sean en muchos casos erráticas», alertó Oliveros.
Para el especialista en economía, Venezuela padece por cuatro elementos de vulnerabilidad, que marca la diferencia de su emergencia sanitaria por la COVID-19 a comparación de otras naciones.& ;
«El primero es una crisis de larga data que ha llevado a una reducción de la economía en casi 70% en seis años y por ende un empobrecimiento de la gente», expone.
Y es que a principios de junio, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) junto a la Comisión Económica para América y el Caribe (Cepal), señalaron en un informe que la pandemia del coronavirus podría dejar a más de 80 millones de personas en situación de extrema pobreza al cierre de 2020 en la población latina.
Oliveros también menciona el tema petrolero como una de las brechas que impiden al país acceder a mayor financiamiento, «así que lo que termina ocurriendo es que las importaciones sigan reduciéndose, esto tiene impactos directos en sectores vulnerables», explica.
Por su parte, los constantes colapsos en los servicios públicos golpean aún más a las comunidades confinadas por la pandemia y las expone a contagiarse con la enfermedad al no tener agua para el constante lavado de manos, medida crucial para prevenir el virus.
«El colapso general de los servicios públicos hacen inviable cualquier política de cuarentena, además de complicar el cumplimiento de normas de higiene y / o distanciamiento social», detalla Oliveros.
Sector privado en declive
El economista Asdrúbal Oliveros explicó en Twitter que la cuarentena social por la COVID-19 ha puesto en vilo al sector privado, en especial en las pequeñas y medianas empresas y emprendedores que no cuentan con suficientes ahorros y capital, «quienes se enfrenten a los costos crecientes, disminución de la demanda, alta carga impositiva y acceso nulo a financiamiento».
«En estas circunstancias, pararse es decretar que las empresas no puedan seguir en pie», explica.
«Conseguir el balance óptimo entre cuarentena y actividad económica no es sencillo. Ha sido difícil en la mayoría de países. Pero en un entorno politizado, sin transparencia en la información, y sin capacidad de entendimiento entre sectores es mucho más difícil», continúa el economista.
Oliveros proyectó que para finales de año la economía venezolana puede terminar con una contracción superior al 30% en base interanual. «Lo cual no es poco para una economía que tiene 6 años cayendo, lo que provoca serios impactos en la dinámica social y productiva», concluye.
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