María B. Jordán | LA PRENSA de Lara.-& ;El panorama de las principales universidades en Lara es desconsolador. Inmersas en crisis, sin la compañía de los estudiantes y faltas de mantenimiento se encuentran desde antes de la pandemia y por si fuera poco los constantes robos y hurtos en esta cuarentena dejan a las casas de estudio sin equipos para continuar sus clases como debe ser.
La UCLA, UPEL y Unexpo se mantienen en pie a duras penas por el granito de arena de los docentes, estudiantes y demás personal, quienes batallan contra la crisis económica y la falta de apoyo de las autoridades gubernamentales.
En las tres universidades el déficit de presupuesto anual es lo que más las golpea. Con la cantidad que le otorgan sólo les alcanza para cancelar sueldos y salarios de los trabajadores, mientras que las demás responsabilidades ya casi ni existen como, por ejemplo, las inversiones para el mantenimiento de las infraestructuras y desarrollo y mejoramiento de equipos para el aprendizaje.
Gonzalo Meléndez, miembro de la Asociación de Profesores de la Unexpo, contó que «el poli», como se le conoce, ya pasaba por una situación crítica, pero con la llegada de la pandemia las autoridades se desligaron totalmente, hasta el punto que sólo tienen unos que otros insumos para limpiar algunas áreas «y no son todas porque no se puede, el personal sólo va en ocasiones y tampoco hay presupuesto».& ;
Sin providencias
Los estudiantes ya no saben lo que son los beneficios universitarios. Con la crisis, a muchos alumnos les ha tocado asumir responsabilidades que no les compete. Basándose en el sentido de pertinencia y las ganas de graduarse, colaboran con lo que pueden para seguir estudiando.
Una de las providencias que por excelencia era de las mejores fue el servicio de comedor. De eso, sólo queda el recuerdo. Antes de la pandemia, solamente el de la Unexpo funcionaba y era por disposición de los mismos estudiantes que se organizaron y cancelaban una colaboración por cada bandeja de alimentos.
Otro beneficio que es muy deficiente en la actualidad es la falta de transporte. En la UCLA, los estudiantes pedían colaboraciones y donaciones para tener activo una unidad de transporte y así poder cubrir una ruta en la mañana y otra en la noche, pero la situación desmejora con el pasar de los días.
Las becas desaparecieron. La última fue anunciada por el Gobierno nacional a través del carnet de la Patria, pero los estudiantes lo calificaron como una «burla», pues no deben politizar las providencias.& ;
Hampa se apodera
En los últimos meses se han incrementado los robos y los hurtos. En los días de clases presencial entraban a mano armada a robar, mientras que durante la pandemia no dejan de visitar las universidades para despojarlas de los pocos equipos que tienen. Aires acondicionados, computadoras y equipos de oficina son los preferidos por los hampones, por lo que dejan a la universidad sin herramientas para continuar sus prácticas.
Simón Urbina, miembro de la Federación de Centros de Estudiantes (FCU) de la UCLA, dijo que la universidad está en decadencia desde hace tiempo, pero durante los meses de cuarentena se afianzó, pues se han llevado muchos equipos que a futuro son esenciales para todos los estudiantes y docentes, pero también son difíciles de recuperar por la falta de presupuesto.
Para los profesores es mayor el reto el inicio de las clases presenciales luego que culmine la pandemia. «No solamente se trata de la falta de equipos, sino también el déficit de personal porque sabemos que muchos van a abandonar por los bajos sueldos y las pocas condiciones», dijo Gonzalo Meléndez, miembro de la Asociación de Profesores de la Unexpo.
Sin beneficios
La seguridad social de los docentes, administrativos y obreros universitarios también quedó en el olvido. Blanca Terán, presidenta de la Asociación de Profesores de la UPEL, dijo que ya no cuentan con HCM y seguros que les permitan por lo menos cubrir una consulta médica.
Los trabajadores universitarios dicen que están a la buena de Dios porque no cuentan con un seguro ni mucho menos beneficios.
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