Osman Rojas D. | LA PRENSA de Lara – Para los pacientes renales en el estado Lara el 2020 empezó como terminó el 2019. La grave crisis de escasez de insumos en las unidades de diálisis y la paralización de cientos de máquinas en la región sigue acabando con la vida de los enfermos y es que, de acuerdo a los números que manejan los mismos enfermos en el estado, hasta la fecha han muerto 12 pacientes renales.
«El año arrancó fuerte para los enfermos. Nada más en los primeros diez días del año se habían registrado unas cinco muertes», decía Douglas Morales, representante de la fundación SOS Pacientes Renales.
César Ribas, excoordinador del grupo médico Lara Entera por la Salud, denuncia que estas muertes se generan por el poco tiempo de tratamiento que reciben los enfermos en el estado y es que, la paralización de máquinas en áreas especializadas, condena a los enfermos a recibir sólo el 50% del tratamiento. «No es posible que en la mayoría de centros de diálisis las personas reciban dos horas de tratamiento. Los parámetros internacionales dicen que son cuatro horas como mínimo. Eso incrementa el riesgo de los pacientes y por eso hemos contabilizado unas doce muertes en menos de un mes», dice.
Otro de los aspectos que preocupa al especialista es el que los pacientes no se están practicando sus exámenes de rutina para ver que tanto funciona el tratamiento que se aplican.
«No sabemos los niveles de urea que tienen los pacientes. Trimestralmente los enfermos que son conectados a máquinas de diálisis deben hacerse pruebas de VIH y este parámetro tampoco se respeta. No sabemos si las personas sufren de otra enfermedad», dice.