Agencias | La Prensa.- En 1927, un astrónomo llamado Georges Lemaître tuvo una gran idea. Expuso que hacía mucho, mucho tiempo, el universo comenzó como un solo punto; luego, este se estiró y expandió para hacerse tan grande como es ahora, y que podría seguir expandiéndose. Menuda imagen, ¿verdad? Apenas dos años después, un astrónomo llamado Edwin Hubble notó que las galaxias se estaban alejando de nosotros y que esas galaxias tan lejanas se movían más rápido que las galaxias más cercanas a nosotros.
Así, la teoría del Big Bang es la explicación principal sobre cómo comenzó el universo. En su forma más simple, dice que el universo tal como lo conocemos comenzó con una pequeña singularidad -ese punto citado por Lemaitre- que luego se infló en los siguientes 13.800 millones de años convirtiéndose en el cosmos que conocemos hoy.
Debido a que los instrumentos actuales no permiten que los astrónomos observen con claridad el nacimiento del universo, gran parte de lo que entendemos sobre la teoría del Big Bang proviene de fórmulas y modelos matemáticos. Sin embargo, lo que sí pueden ver los astrónomos es el «eco» de la expansión a través de un fenómeno conocido como fondo cósmico de microondas.
El nombre de Big Bang viene del hecho de que algo tan pequeño se hiciera tan grande y condujera a elementos tan colosales pero quizá la apreciación más correcta o adecuada para lo sucedido seria «estiramiento en todas partes», aunque está claro que Big Bang es mucho más mediático y sencillo.
Los fundamentos matemáticos de la teoría del Big Bang incluyen la teoría general de la relatividad de Albert Einstein junto con las teorías estándar de las partículas fundamentales. Hoy día, las naves espaciales de la NASA, como el telescopio espacial Hubble y el telescopio espacial Spitzer, continúan midiendo la expansión del universo.
Si bien la mayoría de la comunidad astronómica acepta la teoría del Big Bang como el estándar del origen del universo, hay algunos teóricos que tienen explicaciones alternativas además de esta, algunas más curiosas y extrañas que otras, como la teoría de la inflación eterna o la de un universo oscilante.